domingo, 19 de marzo de 2017

Quise, siempre.
Traté un poco de querer.
Después de unos intensos respiros,
y de un gran suspiro,
se abren mis ojos, reacccionan tarde.
La ceguera se va,
y todo mi cuerpo se comienza a expresar.
Mi corazón me dice que no está cómodo.
Mis brazos se sienten pobres,
poco correspondidos.
Mis labios se quejan de ser forzados a sonreír,
y los lagrimales a gritos exigen que se les deje fluir.
Entonces me visita un tono azul, y no en buen modo.
-lo cual es irónico ya que es mi color favorito-
Se hacen lentos mis pasos, mi respirar, mi suspirar...
Y ya fue. Ya se irá.
Lástima que estas situaciones se repitan.
Espero estar mejor preparada.
*Cierra las puertas*